La figura del cuentacuentos tiene la premisa fundamental de conectar con los espectadores y disfrutar del cuento y la escenificación tanto como su público.
Nos basamos en saber transmitir las emociones de la historia a través de diversos recursos como pueden ser: los gestos, el tono de voz, las imitaciones, expresiones faciales, el silencio, las pausas, el contacto visual o la escucha activa. Es considerado un arte, es un instante único de fantasía en la que interactúa el cuentacuentos y quien lo escucha, creando un estrecho vínculo en el espectáculo. Para esto el narrador oral elabora su historia desde la belleza de las palabras, escogidas con agudeza para que el público vea y sienta lo que se está contando. Asimismo, el cuentacuentos debe conectarse con lo que cuenta; narrador y espectador deben sentir lo que se está relatando. Este arte muchas veces es confundido con la lectura en voz alta, pero existen grandes diferencias entre ambas actividades que es importante tener en cuenta en el desarrollo de las mismas. Cuando se lee una historia se está centrado en el texto, está ligado al objeto que está en sus manos y es preciso que se diga todas las palabras tal cual como se indican en el texto. En cambio, cuando se narra una historia se está centrado en el intérprete y la audiencia, quien lo cuenta tiene más libertad de interpretarlo, pues no posee el texto en sus manos y eso le permite moverse, darle gestualidad a los personajes, es libre de mirar al público y comunicarse con ellos. Sin embargo, la diferencia más importante entre ambos radica en que el cuentacuentos puede modificar el texto, transformarlo y darle una nueva vida a esa historia desde un ámbito personal. Es por ello que, al escucharlo, el público no solo conoce la historia, sino también la interpretación que hace el narrador de ella, se enriquece de esta nueva historia que se ha creado e interactúa con él. Así, un cuento clásico puede ser adaptado oralmente a otra época, lugares, personajes, etc. Pues el narrador es activo, es él quien lo transmite desde su emocionalidad y experiencias personales.
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