La obrade teatro ‘La princesa y el pirata’ no trata de princesas obedientes y sumisas que necesitan al príncipe encantado encargado de rescatarlas. Es una obra teatral que apuesta por dejar a un lado los estereotipos y se aferra a la igualdad de género. ¿Será posible enseñarle a la sociedad más pequeña a deshacer de esos pensamientos cuando lo último que escuchan antes de irme a dormir es el cuento de la Cenicienta, quién tuvo que casarse con un príncipe para ser feliz para siempre?
La puesta en escena es en forma de guiñol. El teatro, en general, y el guiñol en este caso desarrolla su horizonte. Hoy la infancia está condicionada a que todo esté preparado y prefabricado de antemano como el cine, radio, televisión, discos, entre otras actividades. Por ello, la sociedad no participa en la acción. Desde el punto de vista educativo, el teatro puede darle apoyo para fomentar la creatividad, la imaginación, para descubrir en el texto lo que es importante, los matices de cada personaje o situación, los gestos, etc.
En el guiñol es importante la participación del público, por ejemplo, se fomenta la concentración u interés por la actividad:
- con preguntas dirigidas a los espectadores que contestan masivamente
- con alguna pregunta individual
Dicha participación puede estar programada por el grupo de teatro según la obra o simplemente al ver los rostros del público los actores saben cuándo es bueno preguntar dependiendo de las expresiones, en este caso del espectador.
La princesa está cansada de serlo, de vivir siempre la misma historia, de esperar al príncipe para ser rescatada de sus vivencias. Es un personaje rebelde que encuentra la ayuda que necesita en el que hasta ahora solía ser el malo de los cuentos: el pirata.
Juntos enseñarán como se puede ser valientes y luchar por los sueños.
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